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"Las heridas de infancia y sus dinámicas en los entornos de trabajo"

  • Foto del escritor: María Guadalupe Ortega
    María Guadalupe Ortega
  • 10 jul
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 18 ago

-En Japón se utiliza un método milenario conocido como Kintsugi, el cual consiste en reparar con oro y conservar aquellas piezas de cerámica, que se encuentran rotas o quebradas-.

Ha simple vista parece algo muy sencillo, sin mayor relevancia ni ciencia, pero los aprendizajes que podemos extraer de ésta técnica con una narrativa adaptada a cada necesidad, son realmente ¡movilizadoras y poderosas!, aplicables en procesos de Gestión del Cambio, tanto en el contexto de las organizaciones, como en el ámbito personal. ¿En qué consiste? ¿Cómo vincularlo a procesos de cambio personal o organizacional? te contaré un poco más.

Esta técnica es realizada por artesanos, quienes en lugar de desechar una pieza cuando se rompe, la recuperan reparando las fracturas con distintos materiales y dándoles un nuevo acabado con oro, lo cual les permite ir rellenando con mucha paciencia y precisión cada grieta y de esta manera, lejos de esconder las imperfecciones, las resaltan y embellecen, transformando cada pieza en una nueva versión completa y con un mayor valor añadido.


Con un poco más de contexto sobre la técnica y la temática por trabajar de forma personal o grupal, podemos acomodar la narrativa a la experiencia de aprendizaje que estemos desarrollando. Aquí hay muchísimos simbolismos donde apoyarnos y generar discusiones poderosas con los equipos de trabajo o bien, sensibilizar superficialmente sobre la importancia de avanzar ante los obstáculos, sobre resiliencia, y muchísimos otros temas trayendo a discusión, ésta hermosa práctica ancestral del Japón.


Utilizar narrativas como disparadores o actividad rompe hielo en ambientes organizacionales en transformación, me han traído excelentes resultados, también en conversatorios de corte más íntimo y personal para abordar temas profundos sobre gestión emocional, ambientes de trabajo complejos, o bien, en un Taller a la medida, donde convergen varios temas centrales cómo en éste caso de ejemplo que desarrollé sobre: "Las Heridas de infancia y sus dinámicas en los entornos de trabajo" (acá el hilo conductor, tenía que ver con un equipo que venía bajando significativamente su rendimiento, al sentirse aplastados por su jefatura en cada interacción y al ahondar un poco más en la dinámica. eran evidentes rangos de liderazgo narcisistas, detonando las heridas de humillación ante padres déspotas en una primera infancia, apegos inseguros desde experiencias de abandono y un largo etc etc) por lo que un tema que en apariencia podría tornarse "escabroso" o arriesgado, puede aterrizarse de una forma digerible y empática para todos, con el fin de buscar soluciones y cambios significativos para mejorar las dinámicas inconscientes y transacciones que alteran todo el ecosistema de trabajo. Es aquí donde la efectividad de cada proceso, dependerá de la técnica y sensibilidad del abordaje, por eso cuando lo articulamos mediante alguna historia, además de resultar más didáctico y efectivo; nos permitirá ir desarrollando las ideas centrales al "ritmo y son" de cada audiencia, abriendo las discusiones pertinentes alrededor del tema.

En otros contextos, también podemos utilizar la tecnica del Kintsugi para extraer significados y simbolismos más genéricos, por ejemplo, en el campo de las relaciones humanas de cómo cada persona o pieza es única, irrepetible o bien, invitando a una reflexión más general, sobre algún aprendizaje para nuestras vidas, incitando a la reflexión, en este caso, podríamos proponer luego de contar la historia sobre el tema, una breve actividad que invite a la reflexión personal de forma libre y sin intervención del facilitador: -Tómate unos segundos ¿Cuáles simbolismos encuentras, relevantes y poderosos, que puedan integrarse como habilidades para la vida? Esta sería otra forma de argumentar sobre la misma historia pero desde otra perspectiva y podríamos jugar con muchas otras variables que vamos introduciendo y luego de activar con la pregunta, recurrir a otros recursos como la imaginación para amplificar la idea (acá sugiero la interrelación entre imagen-idea-emoción) durante la experiencia, por ejemplo;

-Ahora, imaginemos a cada persona, organización o grupo social, representado en cada fragmento, con un potencial único y diferenciador. ¿Qué verías? ¿Piezas iguales o diversas? ¿qué emociones evocan en tí? ¿Cómo integrarías todas las piezas, para lograr una obra de arte? etc, etc, todo lo que puedas personalizar en la experiencia de aprendizaje, según objetivos, audiencia y grado de profundidad hacia donde los quieras dirigir al cierre de la experiencia.

Siguiendo con este ejemplo que desarrollé, aquí tendríamos dos caminos fáciles para extraer el mensaje central que une la historia con la situación- problema del equipo:

-Probablemente nuestra visión se amplifique y observemos piezas únicas e irrepetibles en su esencia, más allá de los juicios o sesgos cognitivos que podamos tener hacia nuestros jefes, colegas, superiores... o bien optemos por algo más puntual donde -Pese a sus diferencias, se han sobrepuesto a la adversidad y es en ese punto de inflexión, donde cada pieza única, adquiere un valor distinto-.  

 Independientemente del cierre magistral que quieras lograr para que la experiencia adquiera un potente significado, el enfoque de redirigir proactivamente la temática hacia lo que llamo un "campo neutral" te permitirá integrar el aprendizaje paulatinamente a la experiencia, dándole foco e intensidad, conforme vaya adquiriendo significado en las propias experiencias y narrativas de la audiencia, persona o público meta.


El trabajo de entrelazar las experiencias (como en éste caso de ejemplo, desde el Kintsugi) dependerá de qué tan preparados estemos para sostener, reparar y resignificar en el momento, los comentarios que surjan, con pericia y la práctica que se adquiere con el tiempo, dejando para el final, un cierre sustancial, que revele sugestivamente el punto central que quieres traer a la mesa para incitar un cambio, mediante la moraleja de la historia, integrada a las experiencias del equipo o la persona con quien estemos colaborando.

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